martes, 22 de abril de 2014

Jaimito confiesa sus pecados

Jaimito, se dirige una mañana hacia la iglesia de su barrio, para confesarse de sus pecados recientes.

Al llegar y arrodillarse en el confesionario, le dice al cura:

- Padre, me confieso de que he pecado. Ayer anduve con una mujer de vida muy ligera, realizamos todo tipo de actos sexuales impuros, y a ninguno de ellos me puso pegas.

Jaimito confiesa sus pecados
El cura, calla durante un instante, y luego le pregunta:
- ¿Eres tú Jaimito?
Jaimito guarda silencio y después contesta:
- Sí padre, soy yo de nuevo.
El cura no da crédito a lo que está escuchando y le dice:
- ¡¡¡Madre de Dios, otra vez aquí!!! ¿Y con quién estuviste esta vez Jaimito?
Jaimito se hace el ofendido y le dice:
- ¡¡¡No padre, se dice el pecado pero no el pecador!!!
El cura intenta sonsacar a Jaimito diciéndole:
- Mira Jaimito, tarde o temprano, me voy a enterar, así que
más vale, que me lo digas ahora. ¿Era Teresa García, verdad?
Jaimito hace alarde de su hombría y le dice al cura:
- Padre, mis labios están sellados.
El cura insiste de nuevo.
- Mira Jaimito, me voy a enterar seguro. ¡Era Patricia Rodríguez! ¿A que sí?
Jaimito vuelve a mostrarse implacable, y le dice al cura:
- Padre, ya le he dicho, que jamás lo sabrá.
El cura comienza a enojarse y le dice a Jaimito:
- ¡Jaimito, no sé qué te traes entre manos! ¿Era María González?
Jaimito se agranda y le dice al cura:
- Padre, he venido a confesar mis pecados, no los de ella. No le diré nada.
El cura vuelve a insistir de nuevo diciéndole:
- ¿Crees que la estas ayudando? ¡¡¡Pues no!!! Dime... ¿Era Maribel Sánchez?
Jaimito, se muestra intratable y terco como una mula diciéndole:
- Padre, no insista más, esto es de locos. ¡¡¡No se lo pienso decir!!!
No sacará de mis labios, el nombre de esa muchacha.
El cura vuelve a insistir de nuevo diciéndole:
- Jaimito, tú terminaras diciéndome, con quien has estado. ¿Era Carmina Otero?
Jaimito ya no sabe qué decir, ni cómo actuar, y le dice al cura:
- Padre, esto no tiene ningún sentido. Por mucho que usted insista, mis labios están sellados, y así van a permanecer.
El cura chasquea los labios con exasperación y dice:

- Eres un cabeza dura Jaimito, y en el fondo de mi corazón, admiro tu reserva, pero has pecado y debes tener tu cristiano castigo. Reza veinte Padres Nuestros y diez Ave Marías.Ve con Dios, hijo mío, y procura no volver a caer, en el mismo pecado carnal.

Jaimito se levanta del confesionario, y se arrodilla en uno de los bancos de la iglesia, para hacer como que está rezando.
Su amigo Pedro, que está sentado en el mismo banco, se acerca hacia él con disimulo y le dice:
- Jaimito, cuéntame... ¿Funcionó tu plan?
Jaimito lo mira a la cara y le dice en voz baja:


- Claro que sí, ¿Qué te pensabas? Tengo cinco nombres de jóvenes putas del pueblo, que tragan con todo lo que les pidas.


Jaimito confiesa sus pecados

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